dilluns, 2 d’abril del 2012

Fragmento de la Biblia blanca del periodismo [parte II]

Carta a los Marcabeos y los Asnos, Mc-As, 110, 3(2)

En el año cientodiez de la fundación del club blanco, en el tercer mes, hubo una jornada complicada tanto para el equipo del Reino como para el Maligno. Los primeros, el equipo del Reino, jugaban contra un equipo de feos, pobres, pero no eran tan malos jugadores como a priori podría parecer pues se codeaban con otros equipos por jugar la UEFA Champions League la temporada siguiente; era el equipo del Reyno, otrora conocido como Sadar. En cambio, el Maligno se enfrentaba al equipo del Bielsa, el Loco, un equipo con garra pero a la vez con elegancia.

El primero de los dos partidos fue el de los blancos paladines del Ser Superior, en tierras extrañas. El equipo no jugaba a nada pero se adelantó en el marcador gracias a un par de delicatessen individuales. El hombre de negro, mostró sus intenciones al expulsar al entrenador del equipo local por algo seguramente no tan penoso como cualquier actuación del entrenador luso de los paladines blancos del Ser Superior. También sacó una amarilla a un jugador de campo al poco tiempo de empezar el partido.

Poco a poco parecía que el equipo del Reyno se intentaba sobreponer al equipo del Reino, pero otro gol mató el partido.

Los blancos parecía que tenían licencia para arrollar, puesto que el árbitro era permisivo con ellos, pero las mismas jugadas hechas por el contrario eran neutralizadas por el angelical sonido de un pito.

Todos los esfuerzos de igualar el partido por parte de los de Osasuna fueron estériles, y al final el poder del Ser Superior fue tal y como su nombre indica, superior. Sin embargo hubo un par de situaciones dignas de mención del adalid del Ser Superior en el campo, cerresiete.

La primera fue en la celebración de un gol que había marcado su misma persona, rica, guapa y buena jugadora. Se levantó el pantalón y se señaló la pierna. Tan ominoso fue el gesto, tan imponente, tan digno de mención que fue portada de prensa cavernaria.

La segunda forma parte de los misterios de Friker Jiménez el cazamisterios. En una jugada del "Pipita" Higuaín que a punto estaba de transformar el gol, apareció cerresiete, y pensaba que si chocaba contra él el árbitro pitaría penalty, pero no fue así y la jugada no terminó al fondo de la red. En esta escena la prensa cavernaria obró el milagro de la desaparición, y de este suceso nunca más se supo.

Finalmente, el árbitro acabó expulsando un jugador de los locales.

Por otra parte, el equipo de los Leones se enfrentaba al equipo del Maligno en el país de allí arriba, el país de los catalufos, en un interesante duelo. Eran los dos equipos finalistas de la Copa de Su Majestad el Rey, de los mejores en competición europea, y con un estilo de juego envidia de todo el mundo.

Sin embargo, la prensa cavernaria minimizó los efectos alegando que los Leones habían jugado el jueves partido europeo y habían tenido menos de tres días para descansar.

En su tarea de obrar milagros, la prensa cavernaria consiguió empapelar al Maligno con el santo y seña de la insolidaridad tras recuperar unas declaraciones del infame presidente Rosell que decían que el Barcelona nunca jugaría el mediodía, y aplicarlas para echar mugre encima del Maligno. La razón real era que el organismo europeo conocido como UEFA requería de los estadios que participaban en competición europea 48 horas antes de su utilización.

El partido fue digno de mención por su intensidad y vistosidad, pero fue ensuciado por una pena máxima ciertamente discutible, y al que la prensa cavernaria exprimió todo su jugo para sembrar polémica por doquier.

Y así los paladines blancos del Ser Superior siguieron a seis puntos del Maligno, pero con una jornada menos.

Palabra del Señor

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